Las
personas nos llaman cuando tienen un problema para resolver. Y los problemas
son siempre “personales”, ya sea que se trate de dificultades en el ámbito
familiar o de situaciones que requieren una solución en la organización en la
que la persona trabaja. De la misma manera, cuando somos convocados por una
organización, también se trata de “personas con algo para resolver”.
Desde el
punto de vista del consultor debemos ser cuidadosos en que las “personas con
temas para resolver” no se transformen
en los “mismos temas para resolver de diferentes personas”. Luego de varias
consultas, tendemos a generalizar y pensar que muchos problemas son similares
o que requieren la misma solución.
En los
trabajos de psicología clínica es habitual escuchar la historia personal y tener la
sensación que la gran parte de la situación general del paciente es la que
debiera cambiar y que este cambio generaría que los problemas por los cuales
recibimos la consulta, desaparecerían. Es así como estamos tentados de dar
indicaciones o consejos que, de alguna manera, son indicaciones de “cómo vivir
la vida”. En general termina sucediendo que los pacientes son - por suerte – bastante resistentes a estos
consejos y los escuchan sin prestarles mucha atención o bien se sienten un poco
contrariados y los cuestionan. Los casos mas graves son aquellos que se sienten
culpables por no poder cumplir o – peor todavía – los que los cumplen y
comprueban que tampoco eso daba resultado, lo cual no hace mas que reafirmar
que su problema es imposible de solucionar o que ellos son imposibles de ser
ayudados.
Pasa lo
mismo con las organizaciones: cuando recibimos una consulta, a los pocos
minutos de sentarnos a escuchar empezamos
a sentir algo así como “como puede ser que suceda esto o lo otro”, “este
empleado jamás tendría que estar ocupando tal o cual puesto”,” si no comunican
bien desde ya que tendrán los problemas que tienen”, “esto es lo mismo que pasa
en otras compañías”, etc., etc.
Un ejemplo
Hace unas
semanas visite una organización, filial de una enorme y reconocida marca
multinacional. Conocía sus características porque unos meses atrás analice una
encuesta de clima laboral que incluyo una serie de entrevistas a los
responsables de cada área. Este grupo de gerentes está conformado por una
mayoría de personas idóneas-no profesionales que hace mas de 10 años que están
en la compañía. Aunque no son demasiado grandes, parecen estar conformes con el
puesto actual y no muestran deseos de cambiar depuesto ni de compañía. La
empresa “funciona” y no tienen demasiadas exigencias por parte de la casa
matriz, con lo cual no existe presión para modificaciones estructurales. En
pocas palabras la gente esta cómoda, las condiciones de contratación son
bastante buenas y nadie se quiere ir…Al parecer, ni el gerente general – un
expatriado – quiere generar movimientos que impliquen cambios de importancia.
La
tentación de decir “todo esto está mal” esta a la vista, sin embargo el motivo
de la consulta es otro: las continuas fricciones que se generan entre las
diferentes áreas y la susceptibilidad de los
de cada equipo de trabajo que, en vez de contener a los integrantes de
su grupo, se involucran en la contienda hacen que el clima entre los equipos de
trabajo termine siendo tenso.
Como ayudar a esta organización?
Inicialmente
pensé que debía reunirme con el gerente general y dejar en claro que esta situación
es el resultado de la falta de innovación de sus nomina y de una especie de “síndrome
de agua estancada”: debe renovarse para no resultar un caldo de cultivo para el
crecimiento de de pequeños organismos que terminar infectándola y echándola a
perder.
Sin embargo
la propuesta llego, una vez más, de la propia compañía (de la misma manera que
los pacientes hacen surgir su forma de resolver los conflictos por los que
transitan): interactuando con el grupo de gerentes, resolvimos que trabajaremos
para generar proyectos nuevos que permitan que los gerentes de determinada los lideren
en áreas que no son las propias. De esta manera se generara mayor interacción,
una nueva mirada y mayor cohesión.
De nuevo
las organizaciones me enseñan como llevan adelante sus procesos y como logran destrabar sus dificultades para
destrabar el crecimiento. Debemos ser cuidadosos y no enseñarle como vivir,
tampoco a las compañías.
En las próximas
semanas nos reuniremos para definir cuáles serán estos nuevos proyectos.
Y veremos
como sigue esta historia.
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