El viernes a la tarde terminamos de combinar una reunión, con
un cliente. Nos pusimos de acuerdo en encontrarnos el lunes y que, ante
cualquier cambio, podríamos ponernos en contacto durante el fin de semana. Yo estaría
disponible – incluso hice un broma respecto a que por mi condición de consultor
independiente, muchas veces trabajo los fines de semana. Mi interlocutora,
bromeo también sobre nuestra adicción al trabajo ya que seguimos conectados, “sábados
y domingos”.
Desde hace un tiempo que vengo notando que no solo los
profesionales independientes trabajamos los fines de semana, cada vez más
seguido mis clientes – que en su gran mayoría, trabajan bajo relación de
dependencia – me contestan los correos durante el fin de semana, encuentro
mails a las 6 de la tarde de un domingo, o a la mañana de un sábado; y ni que
hablar de un día de semana a última hora de la noche – casi madrugada – o a las
6 de la mañana…
Quizás la primera reflexión se oriente a caer en la crítica
usual hacia las herramientas de comunicación que hacen que estemos
permanentemente en line y a la empresa que nos lo exigen. Sin embargo se me
vienen a la cabeza grandes ventajas, más que puntos negativos: varias veces
puedo jugar al tennis a las 4 de la tarde y dejar el blackberry en el banquito,
junto a la funda de la raqueta, y revisarlo apenas termino (o entre set y set,
porque no) o irme de vacaciones y llevarme la laptop a una mesita al lado de la
playa y redactar un informe al lado del mar. También puedo ir a un acto del
colegio de mi hijo, almorzar (o “dormir una siesta” en el medio del día) con mi
mujer y seguir trabajando inmediatamente.
Podemos pensar que la vida personal y laboral se mezcla o no
se diferencian?
Tendremos que aprender a conectarnos y desconectarnos, rápidamente?
Traerá más situaciones de stress?
O que se está modificando el paradigma que dice que “hay que
ir al trabajo”, cuando en realidad para llevar a cabo algunos trabajos; no hay
que ir a ningún lado?
Tenemos que aprender a aprovechar, la posibilidad de estar fácilmente
conectados?
Probablemente estemos viviendo una revolución respecto a la interacción
entre la vida personal y el trabajo que generara nuevas competencias entre los
trabajadores y modificaciones culturales en las empresas y en la sociedad.
Y, como sucede en todo cambio, implica resistencias, temor a
lo desconocido y, también, idealizaciones. Veremos cómo las resolvemos.
Lo que sí es seguro es que no podremos estar ajenos.
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