Las intervenciones en temas de recursos humanos pueden tener aristas variadas.
La posibilidad de aportar algún valor en actividades que son poco estructuradas son inciertas y difíciles de predecir:
Hace unas semanas fui convocado. por una importante empresa de energía, para coordinar una reunión de gerentes de todas las áreas que, juntos, debían trabajar en propuestas de mejora del clima laboral de la compañía. Mi trabajo consistía en organizar a los participantes en grupos y promover el intercambio y debate en base a un listado de temas emergentes de la última encuesta.
El encuentro se llevó a cabo en una quinta, el gerente general se acercó para inaugurar la jornada y un alto ejecutivo del área corporativa de Recursos Humanos se acercó para participa y brindar apoyo a la reunión.
Lo cierto es que no sabía, con precisión, cuál sería mi rol y estaba más preocupado por hacer cumplir los tiempos para que puedan debatirse todos los temas prefijados, que en mantener una actitud abierta para comprender la dinámica de la organización.
A medida que fueron transcurriendo las horas los debates se hacían más intensos y, la mayoría de las veces, me daba la sensación que serían infructuosos. Algunos grupos proponían ideas demasiado generales y otros analizaban tanto, las alternativas, que no llegaban a plasmarse en propuestas concretas. Sin embargo, surgieron planteos interesantes, que permitieron un rico intercambio. Poco a poco algunos puntos fueron tomando forma y otros quedaron difusos. Me encargué de sintetizar las ideas y de marcar algunas características del grupo gerencial y de su forma de encarar la iniciativa
Una semana después le gerente de recursos humanos convocó a una nueva reunión, esta vez más reducida y sin mi coordinación en el que expuso las ideas más relevantes y logró programar un plan de acción con tiempos de realización que acaba de ser aprobado (según me comentaron) por la dirección regional de recursos humanos.
En esta oportunidad mi figura parece haber sido la de un generador del intercambio. La pretensión de intervenir y dirigir la actividad no es siempre lo que necesita el grupo de trabajo. La experiencia nos enseña que existen diferentes roles y que tenemos que estar abiertos a asumirlos, independientemente de nuestras necesidades. Las que importan son las de las personas que requieren de nuestros servicios.
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