Desde 1999 hasta 2004 trabajé para un grupo español que administraba una cadena de negocios del área gastronómica. La plantilla era de unos 700 empleados de los cuales, la mayoría, tenía entre 19 y 28 años. La rotación del personal era alta ya que, por un lado, se trataba de una población joven que tomaba su trabajo como una oportunidad pasajera para obtener un ingreso seguro pero que podían cambiar de rumbo en cualquier momento y, por el otro, porque existía una fuerte demanda de personal tanto en "restaurantes" como en "hotelería" que ponían a disposición de la fuerza laboral, ofertas tentadoras. Sin embargo, uno de los causales de mayor relevancia en cuanto a la rotación eran los embarazos; muchos de ellos - al parecer -, no deseados. En varias oportunidades les propuse a los directores de la compañía abordar este aspecto y tratar de descubrir a qué se debía este fenómeno que terminaba generando licencias y , sobre todo, renuncias, parejas poco consolidadas y, en consecuencia, muchas madres solteras.
La respuesta que casi siempre obtuve fue la de no intervenir en temas que son considerados "personales".
Foxconn y Telecom Francia
Desde mediados del 2009 hasta la fecha dos casos importantes en los que se mezclan "vida personal y trabajo" tomaron importancia pública por su gravedad. Uno de ellos es el de Foxconn, la empresa taiwanesa, proveedora de insumos de las más reconocidas firmas informáticas (Apple, Sony y Nokia, entre otras). Este gigante de más de 700 mil empleados saltó a la fama tras haberse dado a conocer los suicidios de 9 personas - jóvenes de entre 21 y 25 años -. El mundo se informó, entonces, sobre las condiciones de trabajo de esta enorme ciudad-fábrica: se mostraron piletas de natación para esparcimiento y gimnasios pero, también, sueldos de U$D 132 mensuales (lo que vale un Ipod...) y funciones que sólo requerían de tareas repetitivas, despersonalizadas, supervisadas severamente y sin ninguna intervención ni aporte del empleado, aparte de su "fuerza motriz".
La empresa decidió, luego de esta tragedia, tomar cartas en el asunto otorgando un aumento del 20 % en los sueldos, incorporando actividades de recreación e indemnizando a las familias de quienes tomaron tan drástica decisión, con un monto de hasta 14 mil U$D (un monto mucho más alto que lo que marca la legislación taiwanesa para estos casos). A pesar de estas medidas, la semana pasada, se detectaron nuevos intentos de suicidio: esta vez se sospecha que los jóvenes han intentado quitarse la vida por la perspectiva de que su familia pueda ser compensada económicamente. La empresa, por lo tanto, no habrá pagos extras, por encima de lo que marca la ley.
El caso de Telecom Francia está tomando otro cariz. En abril del año pasado se publicó, en diferentes medios, que más de 20 empleados habían decidido quitarse la vida luego de que la empresa tomase drásticas medidas de reestructuración de su plantilla, incluyendo desvinculaciones, retoques de salarios y funciones y traslados. El Gobierno francés intervino y muchos funcionarios pusieron su renuncia a disposición. Por otra parte los abogados de las familias de los fallecidos han iniciado una serie de demandas contra la empresa, acusándolos de acoso moral.
He leído varias explicaciones interesantes al respecto de estos fenómenos, una de ellas es la que transcribe en su blog, Raquel Ferrari, en el que propone revisar los paradigmas de las sociedades occidentales, especialmente los "excesos de certezas".
Puede haber coincidencias - o no - respecto de los fundamentos y motivaciones individuales además de los aspectos culturales para comprender la dimensión que adquieren para los diferentes grupos sociales, tanto el trabajo como el suicidio. Pero lo que es ineludible es la responsabilidad que tienen las instituciones en su papel de reguladores del trabajo, en el caso del gobierno, o de ofrecer y generar un ambiente laboral sano, al hablar de las empresas.
Desde hace tiempo que pienso en cuáles son los límites entre la responsabilidad de la empresa, como empleador, y la promoción de pautas de calidad de vida y salud entre sus empleados.
Los empleadores deberían promover conductas saludables entre sus dependientes ? Podrían detectar dificultades en aspectos vitales de quiénes trabajan en sus empresas ?
No es acaso, también, una responsabilidad social y un motivo importante como para destinar recursos ?
Creo que tanto desde el punto de vista de la productividad como del clima laboral, es necesario una constante revisión de las condiciones de trabajo, comunicación, liderazgo y compensación. Ser humildes, aceptar nuestras equivocaciones y tratar de conciliar intereses.
Creo, en definitiva, que los objetivos que definimos como "calidad de vida" no son los que realmente queremos. Estamos caminando hacia otra dirección.
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