A fines del año pasado tomé la decisión de dejar de dar clases en la facultad, por un año, y dedicar ese tiempo/energía a colaborar con algún proyecto de los llamados "sociales". Me sentía poco satisfecho con mi actividad docente: por un lado no podía evitar enojarme por lo poco que percibía de sueldo en relación a lo mucho que mis alumnos pagaban como cuota y, por el otro, sentía una exigencia administrativa que no estaba correspondida con ningún beneficio que alentara mis ganas de dar clases. Casi imposible conseguir un cañon para pasar un ppt y mucho menos estacionar en el predio de la facultad que, aunque estuviese vacío, tenía uso restringido a determinados personajes con antigüedad o cargos que nunca llegué a conocer del todo.
Llegué a la Fondation Forge.
Mi primer contacto con la fue a través de un cliente. Tuve que evaluar a varias postulantes jóvenes, de bajos recursos, que habían llegado a la empresa a través de esta fundación. El objetivo de esta organización es acercarse a las escuelas secundarias del conurbano o barrios carenciados, detectar a alumnos de los últimos años con buen potencial, brindarle capacitación específica en áreas requeridas por el mercado laboral - gastronomía, logística, administración - y en competencias blandas - trabajo en equipo, compromiso, comunicación - para luego vincularlos con empresas con necesidades de recursos.
Es una manera de promover el trabajo formal y de buena calidad, actuando como un agente de formación para insertarse en el mercado laboral.
Me pareció un proyecto interesante en el que podía agregar valor, tanto desde mi eperiencia como psicólogo laboral como desde mi trabajo clínico, con adolescentes.
Me contacté con algunos referentes e inicié mi colaboración.
Ya tuve varios contactos: dos reuniones grupales y algunas charlas individuales para conocerlos, orientarlos y ver cómo se desenvuelven en las entrevistas.
Recién estoy conociendo la problemática y ya he escuchado historias que valdrán la pena comentar en próximos posts.
Se genera una intersección entre la etapa evolutiva, el marco social en el que estos chicos se mueven y crecieron y las particularidades del contexto, en el que incluyo al empresariado local.
Embarazos adolescentes, necesidades básicas poco cubiertas, miedo a crecer, falta de oportunidades en trabajos de buena calidad, empresas que se aprovechan de las necesidades y muchas alternativas disponibles en el mercado informal generan una amalgama de factores que operan uno sobre otros. Hay mucho para trabajar.
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