Hernán tiene 22 años y estudia Medicina. Por las características de la carrera - la carga horaria y la exigencia académica - a los alumnos se les hace muy difícil trabajar y, al mismo tiempo cumplir con las exigencias de asistencia y estudio.
Una de las posibilidades que los jóvenes, de trabajar, es emplearse los centros de atención al cliente, los Call Center. Hernán trabajó durante tres años en uno de ellos, Teleperformance. Debía cumplir con un horario de 6 1/2 diarias lo que le permitía estudiar y percibir un ingreso que le alcanzaba para sus gastos personales y un pequeño ahorro, destinado a vacaciones.
A mediados del año pasado comenzaron las presiones del gremio de "telefónicos" para que los trabajadores que, hasta ese momento, pertenecían al "sindicato de empleados de comercio", cambiasen de convenio. La empresa tuvo que acceder al pedido y los empleados, también.
El reglamento sindical de los empleados de comercio contempla la posibilidad que un trabajador pueda trabajar a tiempo parcial. Pero el de "trabajadores telefónicos", no.
Hernán tuvo que renunciar a su puesto y hace más de 6 meses que no encuentra trabajo.
Es probable que el bien común tenga más importancia que la ventaja de una sola persona. Y que la actitud del gremio, finalmente, responda a un justa defensa de los derechos de los trabajadores de la actividad.
Pero, desde el punto de vista de Hernán, la ayuda sindical, se convirtió en un perjuicio.
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