20.4.09

Sobre la posibilidad de predecir el desempeño y la cuestión ética en el empleo


En uno de los primeros posts publicados en este blog mencionaba la dificultad que implica poder predecir el desempeño laboral a partir de la evaluación del grado de estabilidad emocional.


En resumen, me cuestionaba, sobre cuántas personas trabajarán en una organización con dificultades emocionales (y patologías ) de importancia y que sostienen un buen desempeño en su trabajo.
Pese a que, teóricamente, laboralmente deberíamos encontrar síntomas como dificultades en la interacción con otras personas, falta de concentración, poco acatamiento a las normas, labilidad emocional, excesiva sensibilidad, etc., éstos parecieran quedar disimulados por un adecuado rendimiento en las tareas que se le encomiendan.


Caso I

Hace unos días supe que un empleado/operario de mantenimiento de una empresa a la que asesoro tiene problemas de alcoholismo y que, además, ha golpeado a su mujer y a su hijo mayor en varias oportunidades. Una denuncia policial lo condiciona a concurrir a un grupo de ayuda para alcohólicos y a presentar un certificado para poder seguir conviviendo con su mujer.

Pero vean qué interesante: los comentarios que se reciben respecto de su desempeño y productividad son muy buenos. Está considerado como una persona inteligente y muy hábil para resolver temas mecánicos complejos y, en general, es tomado como un referente.

En estas últimas semanas se ausentó tres días por enfermedad. Presentó los certificados médicos correspondientes pero cuando lo entrevisté me contó, también, de sus dificultades en el matrimonio. Trató de mostrarse como una víctima de la "locura" de su esposa y minimizó el tema de su alcoholismo y violencia. Creo que durante mucho tiempo, sus problemas, pasaron totalmente desapercibidos, disimulados por su capacidad de trabajo.

Caso II


Me he tomado el trabajo de investigar un caso límite: todos deben recordar al "monstruo de Astetten", aquel que mantuvo a su hija durante 24 años en un sótano, la violó y adoptó a sus propios hijos/nietos.
Rastreando su historia me encontré con datos laborales que hacen pensar en un hombre idóneo para su profesión - electricista, con una formación de técnico - y un hábil hacedor de negocios inmobiliarios con bienes que llegan a los 2 millones de euros. Personas que trabajaron con él lo describieron como formal, muy prolijo y galante. Los vecinos pensaban que eran "abuelos ejemplares" por la adopción de sus tres nietos...

Me planteo:

Cuántas personas estarán trabajando en empresas y son considerados buenos trabajadores y muestran "su síntoma" por otro lado ?
Y cuando conocemos el problema, cuál es la actitud que debiera tomar la empresa, como empleador ?

1 comentario:

Senior Manager dijo...

Interesante y curioso planteamiento Gabriel... La verdad es que estando en la empresa vives tan ensimismado y en tu propio mundo, que estas cosas seguro que se pasan por alto...

Si, también los asesinos en serie son de lo más metódicos, honestos, trabajadores, puntuales, eficientes y otras cualidades, pero ese problemita... En patologías menos graves, la verdad es que no sé que decirte, pues nunca me he planteado la pregunta, pero creo que al principio (y te soy sincero) me dejaría engañar por lo que he visto sobre la persona y tardaría en ver la parte cuestionable...

Lo peor es que seguramente haya muchos empleados así... y vivimos rodeados de ellos.

Esto que expones me ha puesto a pensar y a observar a la gente aquí en la oficina... je je
Slds
SM