Me encuentro, actualmente, trabajando en dos procesos de coaching. Ambos fueron solicitados por los mismos profesionales a los que coacheo.
Trabajando con ellos recordé que, hace varios años, fui contratado por una empresa de telecomunicaciones - para identificarla la llamaré D S.A. - para hacer un trabajo de coaching con el gerente comercial de la firma. El profesional en cuestión era un ingeniero - lo llamaremos F. -que había ingresado a la compañía hacía 3 meses y no conseguía alinear a su equipo y obtener los resultados que el CEO - al que llamaremos J. -, esperaba.
F. venía de trabajar más de 5 años en una firma multinacional dedicada a establecer enlaces "punto a punto" para grandes compañías. Vivió una época de crecimiento que, cuando llegó a un amesatamiento, desvinculó a sus Ingenieros de Planificación Comercial, de los cuales F. formaba parte.
D S.A. era una compañía nacional que contaba con partners internacionales y que basaba su crecimiento comercial, casi absolutamente, en su CEO, J. y sus contactos.
J. quería "salir" de ese rol y necesitaba a una persona con capacidades técnicas, conocimiento del mercado y perseverancia para conquistar el mercado ya que contaban con buenos productos.
F. era organizado, planificador y estratega en el mediano y largo plazo pero estaba a años luz de la velocidad y habilidad comercial de J. para obtener contactos importantes y que resulten y efectivos.
Cuando emepcé a trabajar con F. enseguida me di cuenta que el perfil no era el que buscaba J. y traté de darle tips para que trabajase en las competencias que le faltaban. Su equipo, habituado, a tratar directamente con J. tampoco lo acompañaba. Y lo que era peor, J. mismo no hacía más que presionarlo.
Empecé a recibir "indicaciones" de J. sobre qué era lo que tenía que reforzar. Me asusté y a su vez, exigía a F. respecto de obtener resultados. En poco tiempo me encontré a mi mismo dándole señales a F. que "si no hacía lo que J. esperaba", sería desvinculado.
Efectivamente, terminé colaborando en la desvinvulación de F. que fue bastante desprolija, desde ya.
A la distancia analizo el proceso y creo que la decisión de desvincular a F., J. la tenía prácticamente tomada y el "coaching" fue una instancia para agotar todas las posibilidades antes de despedirlo. Sin embargo, mi intervención hubiese sido positiva (y mucho más útil) si hubiese podido aclarar con J. qué es lo que estaba buscando. El mismo no propiciaba un cambio de cultura y no estaba convencido de cuál era el camino para lograr su objetivo y dedicarse a temas de carácter ejecutivo para no estar en el frente de batalla, a diario.
El que necesitaba coaching era J.
2 comentarios:
Y qué pasa hoy con la empresa de J? Encontró una persona adecuada o sigue siendo una empresa "unipersonal" con gente alrededor? (y partners internacionales!)
Eso que le pasó a J le sucede a muchos CEO´s en la actualidad, tienen problemas con un buen empleado y tratan de solucionarlo con coaching pero en realidad el coaching lo necesitan ambos.
De todas formas me parece curioso que el último stage para despedir a F haya sido un evento coaching.
SM
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