1.5.11

Todo suma: hay que pasar marzo y abril.

Hace tiempo que quiero escribir sobre los consultores independientes y también, hace tiempo, que vengo pensado en este título que, quisiera, se transforme en una sección en sí misma.
Creo que voy a hacerlo como una catarsis, con el riesgo de exponer algunas verdades que no se si deben saber mis clientes.
Ahí van.

Los consultores somos pequeñísimas empresas: marcas, sin mucho presupuesto para publicidad, equipo gerenciales de una sola persona, flujos de caja limitados y una planificación estratégica de altísima flexibilidad ya que somos capaces de crear un servicio en el mismo momento en que detectamos una necesidad.

El "todo suma", en este contexto, se ha convertido en una especie de lema/cuasi paradigma en la vida del consultor. Cada servicio que prestamos, cada nuevo cliente - por más pequeño que sea - genera un ingreso económico, suma know how, fortalece la relación, consolida la marca...Lo cuidamos, lo seguimos y nos dedicamos. Seguramente por eso mismo nos contratan.

Son varias las veces que escucho de mis clientes, en tono de broma, que lo que más queremos los consultores es un lograr un abono, un ingreso fijo. Esto es cierto, sobretodo cuando termina el verano. Marzo y abril, son meses perfectos para hacer honor al lema "todo suma" y añorar o envidiar la "relación de dependencia". Se acabaron las vacaciones y nuestras reservas, perdimos algo del contacto diario durante enero y febrero y encontramos a las empresas poco apuradas por tomar decisiones.

Mientras tomamos conciencia que los gastos fijos siguen su ritmo, sin piedad, nos apuramos a retomar los contactos habituales y a reflotar aquellos que veníamos generando durante el año que pasó.
Nos asustamos y reducimos algunos gastos superfluos como ir a comer afuera, un arreglo de la casa que en otro momento hubiésemos hecho (habría que hacer una estadística de cuántas lamparitas quemadas compran los consultores independientes, en estos meses), ropa que puede esperar, compras de supermercado que no son fundamentales - debe ser un clásico el buscar el aceite de oliva de menos mililitros siguiendo el axioma "si hay menos, se consume menos" -, dejar para el otro mes la cuenta de un servicio o cargar nafta de a $ 50 o 100 en vez de llenar el tanque para no asfixiar la tarjeta de crédito.
Para calmarnos, nos repetimos una y otra vez "acordate que todos los inicios de año son difíciles" y, al mismo tiempo, calculamos mentalmente cuáles serían nuestros próximos pasos si la situación no se revierte.
Cuando comentamos nuestra situación a amigos que trabajan en relación de dependencia, para compartir con ellos nuestra condena y con la secreta esperanza que nos generen algún nuevo contacto o nos pidan un servicio, debemos soportar los "pero si sabés que va a ser siempre así, porqué no hacés una reserva" o "cuando tenés trabajo no tenés que dejar de hacer la parte comercial...". Con esa altivez de quienes tienen un sueldo seguro y cobran SAC y vacaciones ;  )

Por suerte (suerte no: saber jugar, le diríamos a nuestros clientes) y para nuestro alivio "algo empieza a salir". Ahora se trata de hacer las maniobras correspondientes como para que nuestros acreedores nos financien.
Y el ciclo vuelve a generarse: pensamos en los nuevos servicios y disfrutamos de estos desafíos, continuamos vendiendo los "productos" tradicionales pero conseguimos nuevos clientes, seguimos a los contactos que generamos durante el tsunami del primer cuatrimestre del año...y empezamos a fantasear con las próximas vacaciones!

Unas semanas atrás, mientras hacía mi trabajo de volver a contactar a clientes inactivos, uno de ellos me preguntó qué estaba haciendo. En respuesta a mi mail en el que le detallaba, sin hostigar, los servicios que estaba prestando y le lloraba los males de ser independiente, me escribió "Hola Gabriel! Que lindos proyectos!! Y qué lindo que tengan tu sello, no? La parte salarial siempre es el riesgo... pero luego la satisfacción imagino que es el quíntuple ante un éxito que cuando estás en relación de dependencia." (gracias Julia !!)

Lo cierto es que me alegró el día.
Y tiene razón, es muy satisfactorio, pero cuando hay trabajo...

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